Prudencio Herrera: «La incultura no ocupa lugar; una persona sin cultura es manejable»

Prudencio Herrera, en el centro de la foto, flanqueado por Macarena Marín y Enrique Moreno

Prudencio Herrera, en el centro de la foto, flanqueado por Macarena Marín y Enrique Moreno

El pasado 24 de enero, el salón de actos del edificio Alcalde Niño Anselmo de Estepa fue el escenario elegido por el escritor Prudencio Herrera Piqueras para presentar su poemario “Historia de Mujeres Habitadas”, primero de sus libros de poemas aunque no el primero que tiene en su haber como escritor y amante de la literatura y la escritura. No en vano, este turolense, nacido en 1950, ha sido profesor desde 1975, cuando comenzó como maestro nacional en un pueblo de Cuenca. El año pasado, se jubiló como catedrático de instituto y bachillerato de Lengua y Literatura en el IES Luis García Berlanga de Madrid.

A día de hoy, ha dejado la enseñanza secundaria pero sigue impartiendo cursos de Filología Hispánica para posgraduados a través de la FERE (Federación Española de Religiosos de la Enseñanza). Asimismo, continúa su labor como colaborador de las editoriales Santillana y Edelvives, “difundiendo el amor por la literatura a través de encuentros con alumnos y profesores”, dicho con sus propias palabras.

Prudencio Herrera presentó su poemario una semana antes en un pueblo de Madrid, y siguió su ruta de presentaciones por Estepa, de donde es su mujer, con la que está casado en segundas nupcias desde hace más de 20 años. Además, es padre de dos hijos: Gonzalo, psicólogo clínico, y César, también maestro, como él.

A “Historia de Mujeres Habitadas” –ilustrado, por cierto, por Mónica Murcia-, le seguirán “Mujeres lúcidas frente al espejo” y “Mi primer amor y otros relatos”, este último dirigido a sus alumnos de instituto, tres títulos que conforman una trilogía poética en las que la mujer estará muy presente, como ya lo estuvo en uno de sus ensayos publicados, titulado “La mujer tratada, maltratada y mimada en la literatura de ayer y hoy”. Además, ha publicado los libros “Claves para que tus hijos lean” y “Trafalgar”, una edición sobre este mismo título de Benito Pérez Galdós.

En la presentación en Estepa de su libro de poemas, Prudencio estuvo arropado por numerosos vecinos del municipio, que llenaron el lugar de la puesta de largo de su obra ante la sociedad estepeña en lo que fue un acto poético musical, en el que Herrera estuvo acompañado por tres estepeños: Macarena Marín, licenciada en Filología Hispánica -que presentó el acto-, Enrique Moreno, licenciado en Filología Inglesa -que acompañó al autor recitando los poemas del libro-, y Juan Antonio Marín, guitarrista, que puso la música en esta presentación. Horas antes de este acto, Prudencio Herrera nos atendió amablemente para esta entrevista, acompañado precisamente de Macarena Marín y Enrique Moreno –también poeta, que publica sus obras en elcuradordepalabras.blogspot.com-.

EL DIGITAL (ED): ¿Desde cuándo escribe poesía?
PRUDENCIO HERRERA (PH):
Escribo poesía desde siempre, pero siempre la he ido guardando en un cajón, hasta que digamos que la poesía “reventó”, no pudo aguantar más… Suelo escribir de noche, de 4 a 6 de la madrugada, la inspiración me levanta, no puedo dejar de escribir, y luego por la mañana… me encuentro la habitación llena de páginas escritas, de poemas desperdigados… Ya de día, reelaboro lo que he escrito de noche. Y la verdad es que estoy publicando mis poemas desde hace poco; desde hace poco los estoy dando a conocer a los demás.

ED: ¿Qué es una mujer habitada?
PH:
Siempre me ha llamado la atención lo que hay detrás de la mente de la mujer. Los hombres somos muy simples, pero cuando conozco a una mujer me gusta llegar al fono, en el plano que sea, de amistad, de amor; me preocupa eso y encontrar a la mujer habitada, con ideas, con pensamiento, que lucha por la verdad, poblada de ideas, ubérrima de sensibilidad, preñada de pensamientos y que los transmite… Una mujer habitada no es una mujer conformista, no es una mujer pasiva, sino una mujer que empuja la historia como puede, que no se refugia en los demás, ni en los hijos, ni en los nietos; una mujer que no es desprendida de sus peculiaridades singulares. En ese sentido, me gustan mucho Simone de Beauvoir y la nicaragüense Gioconda Belli.

Imagen de la presentación del libro de Herrera en Estepa. Foto: web Ayto. Estepa.

Imagen de la presentación del libro de Herrera en Estepa. Foto: web Ayto. Estepa.

ED: Como profesor de instituto que ha sido, ha tenido mucha relación con jóvenes y adolescentes. ¿Diría también que las chicas de hoy son mujeres habitadas?
PH:
Las chicas de ahora tienen inquietudes y lo he notado porque les he mandado este mensaje: “hagan lo que quieran pero no dependan nunca de un hombre”. Las jóvenes abren los ojos de la inteligencia y hacen lo posible por superarse. Han visto que la historia las ha maltratado y están luchando por superar esta situación. Para mí, la auténtica revolución se produjo cuando la mujer pisó la universidad por primera vez; se trataría de una revolución que viene a través de la cultura. La incultura no ocupa lugar, una persona sin cultura es manejable.

ED: ¿Desde cuándo conoce Estepa?
PH:
Desde que conocí a Remedios, mi mujer, en Madrid. La recuerdo perfectamente, con sus jazmines en el pelo… Era una mujer habitada. Y me dijo un día que viniera con ella a conocer el Sur, y me enamoró su luz, su claridad… Desde entonces, venimos habitualmente.

ED: ¿Qué relación tiene con esta ciudad?
PH:
Ya tengo amigos aquí, y la relación es a través de mi familia política. Estepa es para mí una dama. Esta noche pasada, sin ir más lejos, me desperté y la inspiración me hizo escribirle un poema a Estepa.

ED: Por último, ¿qué cree que puede aportar la poesía al mundo de hoy, marcado por la tecnología y en el que todo se consume rápidamente?
PH:
Pienso que la poesía está en la calle, es la matriz del lenguaje, está presente en muchos ámbitos de la vida, es el arte de la palabra, es el arte de la oportunidad. Dos seres humanos que no tengan poesía…En mi opinión, la poesía es necesaria porque el ser humano es sensible y sabio.