Eduardo Pérez, expresidente de Oleoestepa: “Siempre he defendido la calidad”

Texto: Remedios Camero
Foto: Quino Castro

Eduardo Pérez Pérez dejó la presidencia de Oleoestepa el pasado mes de marzo, después de 24 años al frente de esta cooperativa de segundo grado, en cuya constitución participó en 1986. Su modestia le impide valorar su gestión al frente de la entidad, pero es notorio que su dedicación y esfuerzo por situar el aceite de la comarca de Estepa y Puente Genil entre los mejores del mundo se ve recompensado ahora con la alta estima que le tienen los que han trabajado con él, y con el hecho de que su persona sea referente en el sector olivarero, no sólo andaluz sino también fuera de nuestras fronteras. A sus 80 años, Eduardo Pérez sigue en activo, porque sigue siendo presidente de la Cooperativa San José de Lora y presidente provincial del sector del aceite en la Federación Provincial de Cooperativas, donde es también secretario de todos los aceites y vocal a nivel andaluz. A lo largo de su dilatada trayectoria ha sido también vocal en el consejo directivo de Fedeprol Andalucía y Oleo Unión, así como secretario de Uprol, organización esta última que integraba a productores olivareros de seis comunidades autónomas de toda España.

¿Cómo colaboró en la constitución de Oleoestepa S.C.A.?
Colaboré desde el puesto que desempeñaba entonces, el de tesorero. Había creada una comisión y entre todos nos encargamos de aquello: José María Martos (que fue el primer presidente), José Humanes, Laureano Estepa…, entre otros.

Cuando accedió al puesto de presidente de Oleoestepa, ¿ostentaba algún otro cargo en otra entidad?
Sí, entonces ya era presidente de la Cooperativa San José de Lora de Estepa, y antes había sido secretario. Además de mi trabajo, pues de 1975 a 1998 fui director de la Caja Rural en varios pueblos de la comarca.

¿Porqué se creó Oleoestepa?
Cuando España entró a formar parte de la Comunidad Económica Europea, en 1986, se hizo necesario crear una O.P.R., una Organización de Productores Reconocida, para poder cobrar las subvenciones europeas, y así surgió la idea de formar Oleoestepa.

¿Cuál era el mayor reto que tenía Oleoestepa en sus inicios? ¿Se ha conseguido?
Mi principal meta al entrar de presidente era conseguir la comercialización en común, es decir, que todos los aceites de todas las cooperativas se vendieran bajo el mismo nombre, independientemente del pueblo del que procedieran, y que el aceite fuera vendido por un profesional dedicado a eso. Esto se ha conseguido totalmente y los cooperativistas están contentos.

¿Qué destacaría como el principal acierto de Oleoestepa durante su presidencia, y cuáles las mayores dificultades que se ha encontrado?
El principal acierto, lo que ya he mencionado: que un profesional venda todos los aceites de la comarca que son similares. En cuanto a los obstáculos, la reticencia que al principio mostraban las cooperativas a comercializar en común, y la tendencia de cada una a creer que su aceite era el mejor. Tardamos entre tres y cinco años en conseguir que todo el mundo se convenciera de las ventajas de comercializar en común y establecer unas normas de régimen interno, que han ido evolucionando cada año, donde se establecen todos los detalles sobre la liquidación del aceite.

Los aceites vírgenes extra de Oleoestepa no dejan de recibir premios a su calidad, ¿cómo ha trabajado a favor de ello?
Los aceites se califican por olor, color y sabor, factores que son valorados por un panel de cata como el que tiene Oleoestepa, que está entre los mejores del mundo; esos son los tres parámetros que determinan la calidad del aceite. El de nuestra comarca se ha mejorado mucho desde que se constituyó Oleoestepa gracias a la concienciación de agricultores y socios sobre la calidad, y gracias también al estímulo que dan los Premios a los Mejores Aceites Virgen Extra y a las Mejores Bodegas, galardones que de hecho creó Oleoestepa para ello, para estimular la calidad. Yo siempre he defendido la calidad.

¿Cómo recuerda sus inicios como presidente de Oleoestepa?
Bueno, la verdad es que en un principio, yo no quería ser presidente cuando me lo propusieron, pero había algunos socios que dijeron que se irían de Oleoestepa si no me presentaba al cargo. Recuerdo la noche anterior al día de mi aceptación como una noche en la que apenas dormí, porque aceptar el cargo era una responsabilidad muy grande, y más teniendo en cuenta que yo ya era director en Caja Rural y presidente de la cooperativa de Lora, y que también tenía una familia. Finalmente acepté, y creo que para mí fue una ventaja lo conocido que era por mi trabajo en las cooperativas de varios pueblos, donde sabían de mi honradez. Después, se han celebrado elecciones cada cuatro años y he seguido siendo elegido.

¿Cómo valora su gestión al frente de Oleoestepa?
Bueno, no me gusta valorar eso, creo que no me corresponde a mí. Me considero una persona prudente, a la que no le gusta hablar en primera persona, “yo”,”yo”…No, a mí me gusta hablar en plural, y para ello siempre digo que me ha ayudado mucho en mi vida ser hijo de viuda, porque eso me enseñó a consultarlo todo siempre antes de actuar y, de alguna manera, te da tiempo de pensar antes de hacer algo. Pienso que tanto en Oleoestepa como en la cooperativa de Lora he tenido siempre muy buenos colaboradores, y también creo que he tenido mucha suerte en mi gestión. He pensado siempre que era muy importante invertir en mejoras. Los resultados de mi gestión los sabe todo el mundo, creo que no habrá sido mala cuando he estado tantos años. Siempre he procurado hacerlo lo mejor posible y de forma desinteresada. Me he presentado siempre a la reelección porque he querido, nunca obligado, y si hubiera tenido muchos enemigos hubiera dejado mis cargos, pero no ha sido el caso.

Pero no siempre habrá sido fácil poner a tanta gente de acuerdo…
En las reuniones para decidir asuntos de relevancia es aconsejable no pasar directamente a votar, sino que es necesario debatir y negociar hasta donde sea posible antes de pasar a una votación, donde siempre quedan ganadores y perdedores.Decía José María Cuevas cuando era presidente de la patronal que cuando un asunto se atasca y no se llega a un acuerdo, la solución es seguir negociando. Durante mis años de experiencia he visto, por suerte no en Oleoestepa, que a la menor discusión o puntos de vista enfrentados, se pasaba a una votación donde nunca quedaba todo el mundo contento, algo que casi siempre es posible cuando se negocia y se busca una solución satisfactoria.

¿Por qué ha dejado la presidencia de Oleoestepa?
La he dejado por decisión personal, porque ya llevaba muchos años. En el mandato anterior, que tenía ya 76 años, dije que me iba porque era necesario dar un cambio a la presidencia, pero no me dejaron hasta que pasaran los cuatro años porque la elección de nuevos candidatos conlleva un tiempo. Me ha relevado Alfredo García Raya.

Desde un punto de vista personal, ¿qué le han aportado sus 24 años de presidente?
Mucha satisfacción personal, porque he conocido a mucha gente y tengo amigos en toda Andalucía y fuera de ella. Tenemos incluso un hermanamiento con una cooperativa turca. También conozco a mucha gente en Madrid. Hombre, el cargo también da mucho trabajo y malos ratos, pero sobre todo, da satisfacciones. Para mí ha sido muy importante que en la última fiesta comarcal de Oleoestepa, este año además que se cumplía nuestro 25 aniversario, me hicieran un homenaje y me dieran el Galardón Oleoestepa 2012. Estoy muy agradecido, me emocionó mucho, sobre todo el regalo que me hizo el personal de Oleoestepa, con el que me he llevado siempre muy bien.

¿Cree que le ha podido quedar algo por hacer en Oleoestepa?
Siempre quedan cosas por hacer, porque hay que seguir avanzando. Oleoestepa está preparada para continuar y para dar un salto de calidad.