Presentada en Estepa la Cruz Parroquial de Santa María tras su restauración

La iglesia de Santa María la Mayor de Estepa ha acogido en la mañana de hoy, 17 de marzo, la presentación de la Cruz Parroquial de este mismo templo, que ha sido restaurada por el Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH), dependiente de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía. El acto de presentación ha estado presidido por el delegado provincial de la Consejería de Cultura en Sevilla, Bernardo Bueno,  y por el alcalde de Estepa, Juan García Baena.

Cruz Parroquial restaurada por el IAPH. Foto: IAPH/José Manuel Santos

Según informa la Consejería de Cultura en su página web, se ha finalizado la restauración de la Cruz Parroquial de la iglesia de Santa María de Estepa, por encomienda de la Dirección General de Bienes Culturales de la Consejería de Cultura. Atribuida hasta la fecha al platero sevillano Francisco de Alfaro, el proceso de investigación histórica y análisis comparativo ha revelado que la Cruz pertenece a uno de los principales centros plateros del ámbito castellano-leonés del último tercio del siglo XVI.

El proyecto de intervención desarrollado en las nuevas instalaciones del taller de platería del IAPH, ha durado siete meses y ha tenido un coste total de 19.650 euros. La pieza, de gran valor cultural, ha permitido ampliar el conocimiento sobre la escuela plateresca palentina, lo que abre futuras líneas de investigación y estudios históricos en otros bienes culturales andaluces.

La cruz procesional es de estilo manierista y consta de dos piezas, la inferior que soporta la cruz y posibilita su traslado y la cruz propiamente dicha que sustenta el peso iconográfico, destacando en el anverso la escultura de bulto redondo de Jesús Crucificado y en el reverso un relieve de la Asunción de la Virgen María. Además, en la macolla o manzana de la cruz se distribuyen en capillas ocho apóstoles con sus atributos en alto relieve. Las técnicas de ejecución de la obra son variadas destacando el repujado, cincelado y torneado, y la amalgama de mercurio para el dorado.

El uso litúrgico de este tipo de piezas implica que a lo largo del tiempo fuera necesario realizar operaciones de limpieza, mantenimiento y reparación, e incluso que se hayan llevado a cabo modificaciones del original añadiendo o retirando elementos según el gusto del momento. Así, la Cruz ha sufrido numerosas intervenciones, una de ellas documentada según una inscripción descubierta en la madera del reverso de la cruz de 1868. La sustitución del soporte original desmontable por uno fijo de acero ha sido una de las intervenciones más perjudiciales para la pieza, por su carácter irreversible.

Además de esta restauración anterior, a su llegada al IAPH la obra presentaba mutilación de parte de la chapa metálica en los brazos de la cruz y numerosas alteraciones como corrosión de los metales -más evidente en el caso de la plata dorada que había perdido el brillo-, acumulación de suciedad y manchas de grasa, pérdidas de dorado, de metal y de elementos de anclaje y decorativos, deformaciones y fracturas.

En cuanto al proceso de intervención, la Consejería de Cultura apunta que la actuación llevada a cabo en el IAPH ha permitido conocer la composición de los materiales, datos sobre su estado de conservación, información sobre las técnicas de ejecución y profundizar en la documentación e investigación de este bien cultural, aportando nuevos datos sobre la autoría.

Ha sido muy importante la utilización de la fotografía ultravioleta para hacer visible la inscripción del reverso del soporte, testigo de una intervención anterior. En líneas generales el proceso ha consistido en el estudio y localización de alteraciones y elementos de anclaje, desmontaje parcial y limpieza mecánica y química de las piezas, retirada de soldaduras de estaño y corrección de deformaciones, tratamiento del soporte de hierro y reposición de nuevos elementos de anclaje y, por último, protección de los elementos no dorados o que habían perdido parcialmente el dorado.

Para la restauración se ha contado con un equipo interdisciplinar del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, integrado por dos conservadoras-restauradoras, un técnico orfebre, dos historiadoras, un técnico en medios físicos de examen y una química.