Casi 30 animales muertos a manos de vándalos en Marinaleda

Un grupo de menores delincuentes mantiene atemorizados a los vecinos de Marinaleda tras matar a casi 30 animales en la localidad, según publicó el pasado lunes el rotativo sevillano El Correo de Andalucía, en una información firmada por el periodista Ismael G. Cabral. Este periódico indica que una pareja, que responde a los nombres de Manuel y Elena, y que desde hace varios años se dedica a «cuidar animales rescatados de la calle», en los últimos meses se halla con el «corazón en vilo» ante la situación, que se ha descontrolado, por la presencia de «una banda de, entre cuatro y seis, menores de edad [entre 15 y 17 años] que se dedican a maltratar y matar perros, sean callejeros o tengan dueño.»

«Han sido varios los vecinos, de distintos perfiles, que han recibido la visita de este grupo de adolescentes. Como consecuencia de ello, en el Cuartel de la Guardia Civil de la vecina localidad de Herrera –Marinaleda no cuenta con presencia de ningún cuerpo público de seguridad dependiente del Ayuntamiento– hay constancia de dos denuncias y varios avisos atendidos, con cerca de 30 animales muertos por ahorcamiento, envenenamiento o quemados. El Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) también se encuentra al tanto de los hechos», señala la información de El Correo.

«Se aprovechan de que son menores para cometer sus actos», cuenta Elena aterrorizada tras enterrar este fin de semana a una de sus perras, intoxicada, y tener que hacer lo propio la pasada semana con Negrito, un pequeño mestizo que encontró ahorcado en su hogar. «Lo hacen por hacer daño». Y su parcela, donde viven recogidos de la calle una veintena de perros, parece ser el blanco perfecto, según reconoce la propia Guardia Civil, que ya se ha desplazado hasta en dos ocasiones a este lugar. Los agentes reclaman pruebas para poder identificar a los maltratadores, aunque en buena parte del pueblo se da por cierto quienes son y dónde viven», indica el periodista que firma este reportaje.

El reportaje continúa diciendo que «en otro extremo de la localidad, Javier C. ha visto como desaparecían tres de sus perros de caza. «Por esta zona siempre se han visto galgos ahorcados; pero esto es nuevo, los roban para torturarlos y matarlos; pero aquí la gente tiene mucho miedo de denunciar porque es un pueblo muy pequeño…», argumenta exigiendo la máxima discreción. La misma que tuvo Alberto, que pudo recuperar a su perro reclamándoselo directamente a su ladrón: «Me planté en la puerta de su casa y amenacé con ir a la Guardia Civil, al final me lo dieron, y ya no quise denunciar, lo último que quiero son problemas», reconoce.»

«El hurto es otra de las dedicaciones de la banda. De la parcela de Elena se han llevado hierros y una batería de tractor. Pero lo único que le preocupan son sus animales. «De este pueblo han desaparecido los gatos, antes de emprenderla con los perros, soltaban a perros de presa para que los cazasen; no quedó ni uno sólo», dice sin perder de vista la valla que delimita su terreno. Ella y su pareja duermen allí, en el interior de un coche, para poder proteger a la manada. «No tenemos dinero, somos personas muy humildes y no está en nuestra mano contratar vigilancia, esto es lo más que podemos hacer», lamentan», continúa el artículo del periódico sevillano.

Según El Correo de Andalucía, «el caso ya ha llegado a oídos de diferentes protectoras de animales de Sevilla, las cuales estudian la posibilidad de ayudar a los vecinos afectados. Pero la solución no es sencilla. «Cuando la Guardia Civil acude el delito ya se ha cometido… además, son menores que provienen de familias desestructuradas», opina otro marinaleño que ha optado por no permitir que su perro salga más solo a la calle. «Marinaleda es un pueblo inseguro, con un alcalde ausente y donde los animales no cuentan», acusa Elena mientras cinco de sus menudos perros la protegen con inofensivos ladridos», finaliza la información aparecida el pasado lunes en el decano de la prensa sevillana.